Recientemente he realizado una gran cantidad de tratamientos de medicina estética con rellenos faciales de ácido hialurónico. Concentrar muchos pacientes en un periodo de tiempo permite obtener conclusiones más fácilmente.
A todos mis pacientes les hago la misma explicación y aclaración respecto a este tipo de tratamientos.
En primer lugar, tienen que saber que los rellenos con ácido hialurónico son una opción dentro de todas las que hay. Personalmente, es una opción que me gusta para obtener mejorías estéticas sutiles de pequeñas imperfecciones faciales por las que no tiene sentido someterse a una intervención quirúrgica.
Es curioso que aproximadamente la mitad de los pacientes que acuden a infiltrarse lo han hecho previamente ya en algún otro centro en los meses o años previos y las ojeras son el tratamiento que más me han demandado los pacientes en este tiempo.
Siempre les explico a los pacientes que los rellenos de ácido hialurónico no se disuelven del todo, tal y como nos hacen creer el marketing y las casas comerciales.
Los rellenos de ácido hialurónico no se disuelven del todo y, peor incluso, MIGRAN hacia otras zonas. Los rellenos del labio se extienden y permanecen en el espesor del labio superior cuando abandonan la zona del bermellón, los rellenos de pómulo y ojeras desciende y caen. Se ve mucho relleno migrado en el exceso de piel o pliegue que se forma sobre el surco nasogeniano. Se han descrito restos de ácido hialurónico migrado en el interior de las órbitas, aunque la mayor parte de las veces no hayan causado complicaciones y son hallazgos casuales de pruebas de imagen.
Hay pacientes que son conscientes de este hecho y que me comentan que creen que siguen teniendo restos de producto, a pesar del tiempo transcurrido desde la última vez que se hicieron un tratamiento. La mayor parte de los pacientes desconocen esta realidad, no lo han oído previamente aunque se hayan infiltrado en otras ocasiones. Hay pacientes que son conscientes en su interior de que esto les estaba ocurriendo.
He pedidos múltiples ecografías faciales de tejidos blandos a pacientes en estos meses y, no ha habido un solo caso en el que no se hayan visto restos de material extraño implantado.
Estos hallazgos nos deben hacer reflexionar y actuar con cautela. Cuando un paciente se sienta frente a mí va a recibir mi explicación y mi visión respecto a estos tratamientos. Si el paciente entiende y acepta mi manera de trabajar, procedo a realizar el tratamiento.
Una vez conocida la realidad, ha habido algún paciente que ha rechazado realizarse el tratamiento, pero ha sido excepcional. Por supuesto, siempre he respetado la decisión del paciente en estos casos. La mayor parte de las veces han decidido continuar con el tratamiento aceptando evitar grandes infiltraciones y repeticiones frecuentes.
En muchos de los pacientes la infiltración de un solo vial ha sido suficiente para obtener los resultados buscados, siempre sutiles, discretos, elegantes y favorecedores.